With a little help from my friends

Alguna vez en el blog describí a mi departamento y la suciedad del mismo. En aquel post intentaba planear un esquema de aseo del depto repartido en los diferentes días de la semana, era un plan perfecto en la teoría, pero en la práctica dejaba mucho que desear... demasiado.

Lo admito, soy vago. Y en la última semana me había agarrado un ataque profundo de dejadez que había tenido como consecuencia un departamento despelotado. La ropa (tanto sucia como limpia) estaba desperdigada por todo el ambiente, el polvo se juntaba como kippel (amo "¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?" del gran Philip K. Dick) en los rincones, los platos y vasos descansaban en la pileta llenos de resacas de comidas anteriores y el piso poseía menos brillo que una luna nueva.

De esta situación no estaba orgulloso para nada pero había algo en mí que no me dejaba aflorar la voluntad de agarrar algo más que una escoba y que me ponga a refregar y a asear como se merecía mi hogar. Para peor el tema de laburar 11 horas por día en la semana debido a las vacaciones de mi compañero me dificultaba más las cosas ya que llegaba cansadísimo y mis pocas horas libres pasaban en la PC y la tele, esquivando olímpicamente mis tareas hogareñas.

El martes, 2 amigos que están de vacaciones vinieron a casa para que salgamos a un bar a la noche. Después de la salida se quedaron a dormir y yo a la mañana siguiente me fui a trabajar (llegué 1 hora y media tarde porque estaba detonado) y los dejé durmiendo. Tuve un día feo en el laburo debido a mi estado cuasi-zombie, pero pude salir airoso por suerte. Salí del laburo puteando y obligándome a limpiar de una vez por todas el depto, aunque sea superficialmente, pero antes me juntaba con estos 2 amigos (willy y Damián) y otro más con la novia en una café a charlar un rato.

Después de boludear un tiempo por ahí me volví con los pibes al depto y ahí me sorprendí. Mientras yo había estado laburando ellos limpiaron todo el departamento (excepto el baño) y lo dejaron impecable. No más polvo, tierra, vajilla sin lavar, ni pisos opacos. Los Dvds ordenados, el escritorio de la PC sin ningún papel de más y brilloso, el lavadero pulcro con los envases de cerveza en su lugar. No lo podía creer, me sentía que estaba en el programa pedorro "Extreme makeover: reconstrucción total", sólo faltaba el micro gigante delante del edificio.

Así que me quedé más que contento y para compensar me cociné unos tallarines a la Parissiene que me salieron copados y nos cagamos de risa un rato hablando boludeces.

La verdad, después de lo que me pasó con Guada mis amigos siempre estuvieron ahí para ayudarme. No tengo más que palabras de agradecimiento hacia ellos, pero esto de limpiarme el depto fue groso. Simplemente Gracias.